Realizar un evento en el que celebrar y educar la diversidad cultural y debatir sobre los problemas del mundo que vivimos es, - llamarme optimista -, una buena idea. ¿Qué ha pasado entonces con el Forum? Mala ejecución, pésimo marketing. A errores de bulto como ningunear a quienes señalaban las contradicciones de la organización, se añaden diversas chapuzas garrafales como cerrar el recinto o no permitir la entrada de bocadillos (¡menuda imagen!). El futuro del evento pasa por una voz menos institucionalizada y por un marketing con sentido común, alineado con los valores del evento.