Al contrario somos más sinceros. Un individuo que vea garantizada su privacidad y anonimato y que no se le contacta para otro fin que el de hacerle una encuesta, puede proporcionar información más fidedigna y verídica que mediante otros canales como por ejemplo el telefónico. La encuesta autoadministrada tiene esta ventaja sobre todo en preguntas comprometidas dado que no existe el sesgo del entrevistador.
En el estudio comparativo online-offline realizado por TNS y presentado en el monográfico de ADEMO sobre investigación online de Junio de 2006 ya arrojaba conclusiones en este sentido. Por ejemplo a la pregunta, “cuál de los siguientes productos poseen en su hogar”? las respuestas entre la encuesta telefónica y la online eran exactas (la línea continua y la de tramos).
En cambio para la pregunta “¿con qué frecuencia suele cepillarse los dientes?” los resultados fueron muy dispares siendo la frecuencia de cepillado obtenida online sensiblemente inferior que la obtenida offline.
Estando absolutamente de acuerdo con tu premisa (en investigación online mediante paneles el problema de la "deseabilidad social" es menos importante) nos encontramos con otros problemas específicos no menos graves. En ocasiones la gente miente para evitar posibles preguntas posteriores que aumenten la duración de la entrevista, o para superar un filtro que les permita acceder a una determinada encuesta y ganarse así el incentivo que se ofrece.
Publicado por: Víctor Gil | septiembre 08, 2007 en 12:38 p.m.
Cierto Víctor. Estos serían dos ejemplos de profesionalización de un panelista. ¿Cómo evitarlo? Estas son algunas medidas que nos funcionan:
* Para los que "evitan" la duración: Incetivar las encuestas en relación directa a la duración. Más duración más incentivo.
* Para los que se saltan los filtros: Incetivar también a los filtrados, también en función del tiempo que dedican.
* Y un último punto: que el incentivo nunca sea dinero.
¡ciao!
Publicado por: enric | octubre 11, 2007 en 12:17 a.m.