Apoyar una causa social es un acto casi heroico: las asociaciones benéficas tienen tal pudor a vender sus causas que apenas logran llegar al gran público. Parece que una entidad de este tipo, -bondadosa por definición-, no pudiera usar algo tan intrínsecamente malo como el marketing ;-)
Seamos malos, pues, y tratemos de vender mejor las causas sociales. Tenemos dos categorías de productos: a) Las causas sociales extraordinarias, que responden a problemas de carácter puntual (catástrofes naturales, guerras etc.) y b) Las causas sociales ordinarias, que responden a problemas más de fondo (discapacidades, enfermedades, desarrollo económico, medio ambiente, etc.). Las primeras suelen estar bien vendidas, los medios de comunicación les prestan mucha atención y se movilizan muchos recursos. Las segundas lo tienen más difícil. No suelen tener tanta repercusión y su marketing no va más allá del triste “hazte socio”... ¡Erradiquemos el “hazte socio” de las causas sociales! ¡Pensemos en soluciones más sofisticadas que lleguen al gran público!
La Fundación de Lance Armstrong es el ejemplo a seguir. El histórico ciclista norteamericano, que superó un cáncer para ganar los 6 últimos Tours de Francia, comercializa pulseras de ayuda a los enfermos: las pulseras LiveStrong. Pues bien, lleva vendidas más de 20 millones. ¿A qué se debe este éxito?¿La gente quiere ayudar a los enfermos de cáncer y sus familias más que a otras causas? ¿Armstrong es el personaje más popular y admirado? No. Es un éxito porque han aplicando las 4ps del marketing a su causa social: Tienen un producto claro y tangible, -si te pones la pulsera contribuyes a la causa y muestras tu compromiso y apoyo al enfermo-, un buen precio de 1$, se pueden comprar en tiendas Nike e Internet (place) y cada persona que lleva una pulsera la promociona. Básico y efectivo.
Algunos críticos denuncian la pulsera por frívola y por haberse convertido en una moda. Aunque así fuera, y hubiera alguien que la comprara sólo porque queda bien, esto no debería preocuparnos. La persona está contribuyendo con su dinero y da a conocer la fundación y su causa. Pongámonos a rueda, pues, pero atención: Hay que saber copiar. No se trata sólo de vender pulseras, -como la campaña de Nike contra el racismo en los campo de fútbol (¡un poco de imaginación por favor!)-, se trata de copiar el modelo y de hacer de la causa social algo cotidiano, accesible y cercano a la gente. Las causas sociales son unos productos fantásticos. Apoyémoslos con buen marketing:
“You then wear the bands to pay tribute to cancer survivors, while the money you paid for the bands actually go towards educating cancer patients on how to focus on life, and help their family to cope up with the difficulties” (Extraído de un foro online)